martes, 15 de marzo de 2011

Contaminación radiactiva en Japón

Ya que estos últimos días hemos oído tanto hablar sobre una posible contaminación radiactiva en Japón, debido a la catástrofe ocurrida allí, me parece oportuno informar de los posibles efectos en la salud de la contaminación radiactiva, ya que me han preguntado varias personas. Para ello me valgo de un fragmento de un artículo publicado en http://www.milenio.com/node/670425, espero que os sea de utilidad.

Los efectos inmediatos de una exposición moderada a la radiación pueden incluir náuseas y vómitos, que a menudo comienzan pocas horas después, seguidos de diarrea, dolor de cabeza y fiebre.
En el largo plazo, una exposición moderada a la radiación puede causar problemas de inducción de cáncer, pero por lo general en porcentajes muy bajos de la población.
Cuando la persona está ante niveles excesivos se habla ya de envenenamiento. Este tipo de exposición, llamada radiación ionizante, tiene suficiente energía para ionizar la materia, es decir, interferir con su estado básico y, en el organismo, interferir con la división celular. Este tipo de radiación causa problemas graves que, después de la primera ronda de síntomas, puede provocar un período breve sin enfermedad aparente. Sin embargo, en ese lapso hay lesiones potencialmente fatales en los órganos internos.
Existen medicamentos que pueden incrementar la producción de glóbulos blancos para contrarrestar los daños que pueden ocurrir en la médula ósea y reducir el riesgo de lesiones en el sistema inmunológico. También hay fármacos específicos para ayudar a reducir los perjuicios a órganos internos causados por las partículas radiactivas.
            Uno de los principales riesgos a largo plazo es el cáncer, porque la radiación puede trastornar totalmente el proceso de crecimiento y división de las células. Y los daños que causa la radiación también pueden resultar en cambios (o mutaciones) en el ADN, los que potencialmente pueden pasarse de una generación a otra.

            Pero tal como explica el profesor Richard Wakeford, experto en exposición a la radiación de la Universidad de Manchester, Inglaterra, si las autoridades de Japón actúan con eficacia pueden evitarse los daños importantes a la salud en la mayoría de la población.
“Si el yodo radiactivo logra entrar al organismo, la persona podría estar en riesgo de sufrir cáncer de tiroides. Pero ese riesgo puede contrarrestarse con tabletas de yoduro de potasio”.
“Además, los japoneses suelen comer con altos niveles de yodo natural en su dieta, así que eso también está a su favor”.

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